El ser humano empezó a domesticar a los miembros de la especie Bos taurus, más conocidos como vacas lecheras, hace más de 10 000 años. Sin embargo, hasta el siglo xviii de nuestra era, la leche era un producto de bajo consumo, pues tenía el inconveniente de que solo se la podía conservar durante unas pocas horas. Por ese motivo, difícilmente se podía abastecer a las poblaciones urbanas. Recién en el siglo xx, luego del descubrimiento de la pasteurización y con el subsecuente incremento en su durabilidad, la leche se impuso como bebida popular y su producción se industrializó.
Actualmente, las vacas lecheras de razas mejoradas se han convertido en verdaderas máquinas productoras de leche, con producciones de hasta 50 litros diarios. Para mantener estas producciones tan elevadas, se requiere de animales de buena genética, climas templados, una sanidad e higiene excelentes y, sobretodo, una alimentación bien equilibrada; puesto que no se puede exagerar con algunos suplementos por su alto costo, debido a que esto ocasiona que una granja lechera se vuelva económicamente inviable; o, por el contrario, se subalimente al ganado, ocasionando que el animal no rinda de acuerdo a su capacidad genética.
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo per cápita de 160 litros de leche al año; sin embargo, en Bolivia solo se consumen 43. La buena noticia es que la producción lechera del país se ha más que duplicado en la última década.
Con el Fondo Pro Leche creado por el Gobierno y el nuevo impuesto de Bs0,40 por cada botella de cerveza a favor de los programas lecheros, el crecimiento del sector fue del 20 % anual durante los últimos años. “Un vaso de leche por día para cada niño en Bolivia”, es el nuevo programa gubernamental, digno de elogio, que marca el largo camino que aún tiene el país por recorrer.
Cochabamba y Santa Cruz son los principales productores de leche del país. Cuentan con grandes campos ideales para producir los forrajes necesarios para realizar una lechería exitosa a bajo costo y, literalmente, tienen el potencial para multiplicar su actual producción. Chuquisaca y Tarija cuentan con varias lecherías pequeñas, pero con interesantes producciones en crecimiento. El Altiplano de Oruro y La Paz están dando una sorpresa en el crecimiento de su ganado lechero, especialmente el de la raza holstein, que se ha adaptado muy bien a los 4 000 metros sobre el nivel del mar, y su producción está superando a los de lugares cálidos, como los del oriente boliviano. En los departamentos de Beni, Pando y Potosí, la lechería aún ha sido muy poco desarrollada; sin embargo, la introducción de nuevas variedades de forrajes y animales mejor adaptados, está empezando a dar sus frutos.
Por supuesto, existen muchas personas que no deben tomar leche debido a que sufren de intolerancia a la lactosa o a otro de sus componentes. Casi el 50 porciento de muchas poblaciones humanas estudiadas en diferentes países sufren de intolerancia a la lactosa; sin embargo, para el resto de las personas, la leche es uno de los alimentos más completos que se conocen.